Leído en un papel clavado en la puerta del Templo de los Notables

Cali, 18 de julio de 2325
Señor Presidente Ejecutivo de la Corporación Única,

Nosotros, los miembros de la Asociación de Artesanos y ciudadanos comunes, devotos de la Única Entidad, declaramos mediante esta carta pública que:

Rechazamos el accionar de la policía y de todos los cuerpos de protección de la Comunidad, quienes, amparándose cobardemente en la propaganda de los medios informativos, presentaron los atropellos hacia nuestro colectivo como una operación de profilaxis social y religiosa. Y ese rechazo nuestro es doble, pues dichas declaraciones no solo faltan a la verdad de los hechos sino que atentan contra los principios elementales de la doctrina que la Alta Cámara Corporativa dice defender. Pues, ¿acaso no constituye un atropello la incautación y, en algunos casos, la destrucción de los instrumentos con los que los humildes artesanos obtenemos el sustento para nuestras familias? ¿Qué otro gremio ha dedicado más esfuerzos para divulgar y conservar el culto a la Entidad sino los artesanos?

Dado que en sus alocuciones públicas Usted no se cansa de decir que la Memoria y el Futuro son los valores que justifican la persecución de la que somos objeto, nos permitimos hacer un breve recuento de lo sucedido, con el ánimo de refrescar todas las Memorias y, en lo posible, de alumbrar la venida de otros Futuros. Como bien saben en la Alta Cámara y demás instancias de la Corporación, el hecho de que la Entidad se encuentre alojada de modo permanente en el Templo de los Notables, ha ido generando un gran descontento en estas regiones periféricas del territorio corporativo. Los fieles habitantes de esta zona del planeta, pueblo devoto donde los haya, siempre hemos deseado entrar en contacto directo con la Entidad, a fin de que los beneficios médicos, alimenticios y simbólicos que de ella se derivan alcancen a todos por igual. Nuestras peticiones, elevadas en numerosas ocasiones ante todas las instancias de la Corporación, fueron siempre desoídas, ignoradas, cuando no directamente acalladas con el peso de la burocracia que ustedes aplican a través de sus Call Centers y sus sistemas de difamación mediática. Nadie nos escuchó, aunque sabemos que nuestro descontento llegó a sus oídos y a los del resto de esa pandilla mafiosa en que se ha convertido la Alta Cámara. ¿De veras creían ustedes que el pueblo de esta región, con su largo historial de lucha, iba a conformarse con ver por televisión las pudorosas imágenes que ustedes nos dosificaban con proverbial tacañería y cinismo? ¿De veras creían que la gente iba a comerse el cuento de que esos simulacros de la Imagen Verdadera bastarían para satisfacer nuestras necesidades?

Lo único que consiguieron con su menosprecio fue agitar nuestra inventiva. Y fue así como la Asociación de Artesanos comenzó a cultivar, diseñar y distribuir las pequeñas copias de la Entidad cuya dispersión es, a pesar de los esfuerzos de la policía, irreversible y masiva.

Afirman sus teólogos que nuestras acciones solo han conducido a la idolatría de las falsas imágenes, al comercio de las viles copias y las baratijas, a la devaluación de la Verdad. Nosotros, señores, nos reímos de los dictámenes emitidos por todos sus expertos a sueldo. En primer lugar porque la multiplicidad de las instancias en las que la Entidad se presenta no afecta en absoluto a su Esencia y a su Unicidad. La Entidad es y seguirá siendo Una por mucho que nosotros elaboremos sus reproducciones asequibles para todo el mundo. Al contrario, nadie está trabajando con tanto ahínco como nosotros, los Artesanos, en la perpetuación del Culto a la Entidad. Somos nosotros, los Artesanos, quienes llevamos las bondades de la Entidad, las milagrosas curas de la Imágen Única, el alimento de la Generosa Carne, las mieles de su Contemplación, allí donde la negligencia calculada de la Corporación prefiere llegar solo a través de las miserables imágenes televisadas. Esas sí que son falsas imágenes, simulacros, fuente de la auténtica idolatría y del engaño. ¿Cuánto tiempo más creían que podrían engañar a la gente de esta pobre región con sus patrañas, con la reiterada exhibición de sus vanidades? Durante años proyectaron por doquier una utopía de cucaña y papel maché gracias a sus descomunales aparatos de propaganda, pero el simulacro de ese mundo de ensueño en el que parecían reunirse por fin los ideales del anarquismo y del libre mercado, un mundo sin gobiernos, un mundo totalmente horizontal, sin distinciones de raza, sin clases, un mundo donde cada cual recibiría según su propio mérito, se ha desmoronado lentamente y ha revelado su verdadero rostro: la Corporación no es el Organismo Natural que regulaba el destino humano mediante una Ciencia Pura y Suprema, no. La Corporación no es, como nos lo habían pintado en sus anuncios, el fin de las arbitrariedades, el fin del Error Humano, el fin de las retorcidas pasiones que envenenan el alma de quienes se acercan al Poder. La Corporación tiene rostros reales y corruptos, manos específicas y viciosas, cuerpos viles, deseos concretos asociados a nombres concretos, empezando por Usted, señor Presidente Ejecutivo. Usted y los suyos son La Mano Invisible de la Corporación.

Por último, la Entidad no necesita de la Corporación para ser lo que es. En cambio ustedes sí necesitan de la Entidad para seguir desgobernándonos a su antojo, imponiendo sus privilegios por encima de nuestros derechos.

LA CORPORACIÓN UTILIZA A LA ENTIDAD y ha tratado de convencernos a todos de que existe un vínculo necesario, natural e indestructible entre las dos. Ustedes saben perfectamente que no es así. La Entidad está con todos, entre todos, dentro de todos. La Entidad no es una cosa para ser conservada en el interior de ese Templo de la Infamia, para el disfrute de unos pocos privilegiados. La Entidad debe estar en cada calle, en cada casa, iluminando la vida del más humilde de los ciudadanos.

Otra de las acusaciones que lanzan contra nosotros es que supuestamente queremos volver a instaurar la práctica del Arte, después de que el Culto de la Entidad hubiera cancelado en buena hora aquella infame institución que tan malos recuerdos nos trae. ¡Mentiras y más mentiras! A nadie en su sano juicio se le ocurriría que nosotros, los Artesanos, desearíamos el regreso de una actividad pretenciosa y banal que durante muchísimos siglos denigró nuestra labor y la redujo a los campos espurios del folklore y las manualidades. Nos calumnian una vez más quienes dicen que nuestras copias harán que el cadáver del Arte se levante de su tumba. De ninguna manera. Muerto y bien muerto está el otrora famoso Arte, cuyos escasos poderes han sido absorbidos completamente por la Entidad.

Quienes así mienten nos llaman ICONOCLASTAS. Y nosotros decimos: llámenos como quieran, digan lo que quieran. Nosotros, LOS ARTESANOS, NOS DECLARAMOS SIRVIENTES DE LA ENTIDAD Y ENEMIGOS MORTALES DE LA CORPORACIÓN.

El decomiso y destrucción de nuestros instrumentos de trabajo, la persecución de la que somos víctimas, solo demuestra el tamaño del miedo que la Corporación le tiene al pueblo y eso nos da aún más fuerzas para continuar en nuestro empeño de que la Entidad llegue a cada rincón de esta castigada región del planeta.

Nuestro lema: UN ALMA, UNA COPIA.
La desaparición forzada, la tortura y el asesinato de nuestros líderes solo conseguirá hacernos más fuertes.

La Entidad está de nuestro lado. Solo nosotros, los Artesanos, podemos garantizar su Culto y su perpetuación en tanto organismo vivo. La Unidad se conserva en la Multiplicidad. Solo nosotros, los Artesanos, podemos satisfacer la sed del pueblo. Solo nosotros, los Artesanos, estamos dispuestos a dar la vida por la Vida, a dar la muerte por la Vida. Todo en nombre de la Vida.

Somos vuestra Enfermedad Mortal. Somos el Virus que corroe vuestros huesos. Somos el rumor que destruye vuestros discursos. Preparaos para una lucha larga y cruenta.

LOS ARTESANOS Y SIERVOS DE LA ENTIDAD